Microsoft (al igual que la mayoría de empresas tecnológicas) frabrica sus productos con una caducidad prevista para que el usuario tenga que gastar dinero constantemente en renovar sus compras ya que debido a la baja calidad y constantes actualizaciones se verá obligado a destinar gran cantidad de recursos para mantenerse al día.
Se cree que el término “obsolecencia programada” fue creado el año 1932 por Bernard London cuando propuso crear bienes y servicios que se gastaran con facilidad para que aumentara la demanda y de este modo mejorar la economía de las empresas en la era de recesión que vivió Estados Unidos después del crack bursátil de 1929. De esa primera idea los grandes fabricantes comenzaron a desarrollar sus productos de modo que caduquen con rapidez y así nos encontramos en la actualidad ante una época donde los artículos cada vez son menos duraderos; si antes se fabricaban las cosas con la intención de que tuvieran una larga vida y de este modo ser útiles a los usuarios ahora es todo lo contrario. Se fomenta la producción y venta de productos de baja calidad que tiene una duración determinada para fomentar el consumismo y que cada vez más rápido la gente se tenga que gastar sus recursos en conseguir una nueva unidad.
Microsoft con su Windows es un ejemplo de ello. Cada poco la empresa creada por Bill Gates saca un nuevo sistema operativo que hace que los anteriores no solo queden obsoletos sino que se deje de fabricar soporte de sus antiguos programas y de este modo obligar al usuario a comprar un nuevo dispositivo para evitar un posible virus o fallo de funcionamiento; en las últimas dos décadas vemos como Windows ha sacado más de media docena de sistemas operativos que en general no duran ni 10 años hasta que le retira el soporte dejando a sus usuarios tirados y obligados a comprar un nuevo dispositivo. Van desgastando cada vez más rápido sus programas para fomentar las compras compulsivas y de este modo hacer negocio con lo que es un bien casi de primera necesidad en el mundo actual.
Tenemos pues como el mercado se dedica cada vez más a programar la obsolecencia de sus productos y servicios para que pronto queden inservibles e inútiles. El único objetivo de esto es un lucro económico enfermizo a costa de empobrecer a la población además de perjudicar el medio ambiente con la constante utilización de recursos naturales aumentando así la contaminación además de otros perjuicios como la explotación de países del tercer mundo. Así nos encontramos que ya no solo se produce este hecho de la obsolecencia programada en productos informáticos y tecnológicos sino que también cada vez más se aplican en cualquier otro aspecto de la vida como pueda ser la moda, medicamentos o cualquier bien y servicio al cual se le pueda sacar rendimiento económico y de este modo lucrarse a costa de perjudicar los intereses de la población mundial.